Quiero ajustar cuentas con alguien que nos amargó la infancia a mi hermano y a mí, es el momento de desenmascarar a Octaviano Griñán el culpable de hundir los sueños de gloria de unos pobres niños.En al año 1983, vamos al hipódromo de Lasarte y ese día mi padre nos da 100 pesetas a cada uno y nos dice a quién jugar, nosotros le hacemos caso y ganamos casi siempre, hacemos un ritual de ir el lunes a la juguetería a comprar airgam boys , esos felices días pasamos de los caramelos de a peseta a poder comprar regularmente chimos de 20 pesetas .... y pronto buscamos metas más ambiciosas como el castillo de los clicks, o esos petardos que sólo podían permitirse los más mayores, se dibuja un futuro prometedor en el horizonte, donde vamos a ser los reyes del mambo en el colegio, pudiendo pasar al estatus que nos merecíamos, podríamos chulearnos en el patio con nuestro cuerno de chocolate o incluso un bocadillo de mejillones en escabeche.
Pero todo saltó por los aires, un frío y oscuro día de agosto -al menos así es en mi recuerdo- a la salida del recinto de Lasarte, cuando nos cruzamos con Ota y él hundió la vida de dos niños inocentes que a partir de ese momento se vieron abocados a la indigencia, la penuria y la miseria, nunca tan pocas palabras han hecho tanto mal.
Mis padres junto a Ota, Marisa, Cocho, Guillermo y Carlos Serra, nos debían parecer divertidisimos ya que los conocíamos por los hermanos juerga
Es duro escribir de ese momento, pero quiero mostrar la verdadera cara de Octaviano Griñán y ya que estamos ajustar cuentas con Tato testigo de la destrucción de nuestra infancia.
Ese gélido día de agosto Ota le comentó a mi padre que él retenía las ganancias hípicas de sus hijos y se las daba cuando llegaban las notas, sólo si habían aprobado todo recibían lo ganado. Mi hermano y yo nos miramos desesperados, buscamos la complicidad de Tato, pero sólo encontramos la orgullosa mirada del empollón que lo aprueba todo y dijo que no había ningún problema.
Tres inocentes niños antes de que Ota acabase con su infancia....
Mi padre rápidamente demostró un malsano interés en esta aberración y nos lo aplicó pero mejorado, no sólo retenía el dinero de los caballos, si no que añadió el dinero del concurso de pronósticos familiar e incluso la paga semanal!!!
Como mi hermano y yo sabíamos perfectamente, nunca volvimos a ver un duro, el dinero se retenía por temporadas hípicas primavera, verano y Otoño, los primeros años mi padre lo metía en un bote de cristal y veíamos como se llenaba hasta que al final de temporada, mi padre recibía las notas y perdíamos las ganancias, más adelante se quedaba el dinero directamente y lo apuntaba, también él convencido que nunca nos lo podría entregar....
Desde muy joven me vi empujado al mundo de la bebida por culpa de Ota.....
Recuerdo especialmente esos largos veranos en los cuales tras ver la serie del medio día mis padres nos mandaban arriba a estudiar las asignaturas que nos habían quedado ese año, naturalmente nunca estudiábamos, cazábamos insectos, hablábamos con el vecino de enfrente, quemábamos cosas, tirábamos con el tirachinas a pájaros y viandantes, las actividades habituales de los niños aburridos. Pero siempre acababamos en el despacho de mi padre los tres hermanos admirando el bote con el dinero, ya que pronto mi hermano pequeño se unió a la fábrica de suspensos, nos lamentabamos de nuestra situación y maldecíamos a Ota,por la fortuna arrebatada y la injusticía que sufríamos... eso si en esos duros momentos nunca pasó la idea de subir a pornernos a estudiar y llevarnos el tesoro......maldito Ota......
Mis hermanos mas mayores, estudiando las carerras junto a Fernando Ortega para engrosar el bote que nunca cobrarían.... gracias Ota
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