Ayer comentando con los amigos el reenganche de White Bay en el Gran Premio de Madrid, tuvimos posturas muy encontradas y me sorprendí a mí mismo -una vez más- del lado de la tradición y la ortodoxia, lo que no deja de ser una paradoja dada mi forma de ser.

No creo que me conozcais, así que explicaré mi forma de ser o como me veo, que ya uno duda de todo.

En general soy una persona poco convencional, con poco respeto a lo establecido, intento dar la vuelta a las cosas, no me gusta seguir el camino establecido, hago las cosas a mi modo, eso si periódicamente me estrello y he de volver al camino establecido, pero me gusta tentar las fronteras.

Estoy muy abierto al cambio y a la novedad, naturalmente rozando el esnobismo muchas veces, no me gusta estar a la última, ya que implica seguir una tendencia, lo pruebo todo, si voy a un restaurante pido lo que no tengo ni idea de lo que es, a ciegas, ya que adoro la sorpresa, tengo despistada mi librera ya que no sabe lo que me gusta por la variedad de lo que compro, no me centro demasiado voy como una polilla a las luces a lo que me emociona en cada momento, naturalmente hay unos temas siempre presentes, la historia romana, el Atleti, los caballos, Bea, la familia, los amigos etc.

No es que esté abierto al cambio, lo adoro y lo busco.

Pero luego están los caballos, el reenganche de White Bay debería de gustarme, ya que es un cuento de hadas, se compra un modesto corredor, se le da a un entrenador novel y lo monta un jockey que pese a que está montando muy bien no se le dan las oportunidades que merece y desde que esta conjunción se produce corre cuatro carreras gana tres y entre ellas el Derby, es una historia para una película…. además en el plano personal ganó la carrera a nombre de mi padre lo que le catapulta al top de mis caballos favoritos.

El reenganche en el Gran Premio de Madrid es el siguiente giro de guion, es la carrera más dura del año frente a lo más granado de los caballos patrios incluyendo un reenganche francés, pues bien no me gusta nada, creo firmemente que un tres años ha de evitar el Gran Premio de Madrid, que es una carrera de una distancia inusual, que se corre de verdad ya que todos quieren ganarla, en una pista presumiblemente dura y contra caballos veteranos de mil batallas, con el colmillo retorcido que van a luchar hasta el último tranco.

Hasta que se cambió la escala de pesos para tres años en el GPM, estos tenían una buena ventaja y aliciente para disputar la carrera, pero los 6 kilos actuales no me parecen suficiente ventaja para los de la edad clásica, que aún están tiernos y me parece una carrera que se paga con posterioridad, sólo hay que ver la cantidad de caballos que no vuelven a ser ellos mismos tras esta carrera recordemos al magnífico Zalduendo, que tras su precioso duelo con Brezo nunca se pudo recuperar del esfuerzo.

Pero igual que no me gusta el reenganche, no me gusta que se corra el Derby y el Oaks el mismo día, que el Martorell no tenga curva etc., soy muy reacio al cambio en cuanto a los caballos, me gusta que todo se haga con arreglo a la tradición, siguiendo unos tempos establecidos.

Me doy diversas explicaciones, crecí admirando a gente que hacía bien las cosas siguiendo unas tradiciones como Jesús Méndez o Luis Maroto, que es un reflejo de como mi padre veía las cosas, que las carreras de caballos llevan cientos de años de evolución y que la tradición es el resultado de cientos de años de ensayo y error…

Pero una duda me asalta, ¿No soy como creo que soy? ¿Me estoy haciendo mayor y refractario al cambio? ¿Es el principio del fin?, anoche estaba en el concierto de Love of Lesbian disfrutando como un enano y pensaba que no está mal para casi un cincuentón, pero White Bay y su reenganche no estaban nunca lejos de mi pensamiento…. , se me estará pasando el complejo Peter Pan?

Eso si el sábado apostaré la gemela Axioco-White Bay, ya que son con los caballos que voy, las carreras son sueño, ilusión y quiero que el cuento acabe bien, por lo que no todo está perdido.