La segunda guerra mundial en 1943 estaba empezando a decantarse por los aliados, hasta ese verano la posición neutral de España estaba claramente sesgada hacia el eje, pero las derrotas en Rusia, el desembarco americano en Túnez y sobre todo el derrumbe del régimen de Mussolini en Italia habían hecho a Franco reconsiderar su futuro.

En nuestro país se estaba produciendo una pugna entre los países del eje que habían ayudado a Franco durante la guerra civil y las potencias aliadas de las que dependía nuestro país para su supervivencia económica, por qué pese a que nos quedasen varios años de autarquía ya entonces se veía que solos no podíamos sobrevivir.En Madrid se desarrollaba una dura lucha soterrada entre los servicios secretos de ambos bandos, con varios puntos de fricción, la entrada de España en la guerra, la División Azul y que las materias primas españolas -especialmente el wolframio- siguieran o cesaran ayudando a la industria de guerra alemana.

Ese año Franco decide recuperar la vieja tradición de la restauración del Ministerio de jornada, por la que, en el verano, el ministro de exteriores se trasladaba a San Sebastián para tratar con el jefe del estado los temas más urgentes y tras él marchaban los embajadores de las principales potencias.

Curiosamente Hans-Heinrich Dieckhoff reciente embajador del tercer Reich y el embajador americano Carlton J. Hayes, se alojaban en el mismo hotel, alguien del hotel ofreció a ambos embajadores el “pinchar” el teléfono de su oponente, el americano rechazó el ofrecimiento a sabiendas de que ninguna información relevante se transmitiría por ese medio, pero al poco tiempo se dio cuenta de que su teléfono estaba intervenido…..

Ese mes fue funesto para los intereses del eje ya que se gestó la retirada de la división azul, se ordenó a los medios de comunicación una mayor neutralidad, eso si Franco no estaba dispuesto a dejar de vender wolframio y otras materias primas al eje a cambio de oro de muy dudosa procedencia.

Si alguien ha llegado hasta aquí se preguntará que tiene esto que ver con las carreras de caballos, la verdad es que muy poco, pero algo sí. Durante ese verano el embajador alemán Hans-Heinrich Dieckhoff, tuvo tiempo de divertirse y no hay mejor plan en Donosti en Agosto que ir a Lasarte a disfrutar de las carreras de caballos y tomó estas instantáneas que compré el otro día y que ahora comparto con vosotros.